TRES NARRADORES ARGENTINOS DEL S.XX :
MARECHAL, CORTAZAR Y SABATO
Xul Solar |
La eclosión de la literatura latinoamericana en la década del sesenta, señalada por la aparición y el éxito inmediato de las novelas de García Márquez, Carlos Fuentes y Vargas Llosa, entre otros, representa uno de los fenómenos literarios más interesantes de los últimos años, cuyas implicancias de difusión superan su ámbito específico: el discutido "boom" alcanza a la Argentina, donde el público lector se vuelca ampliamente hacia los autores latinoamericanos.
Dentro de este marco, son estos los años de éxito masivo de Cortazar Sábato y Marechal, y de entronización absoluta de la figura de Borges, que continúa irradiando su influencia sobre la mayor parte de los jóvenes escritores.
La literatura nacional alcanza una difusión inédita hasta entonces, que coincide, desde el punto de vista editorial, con la aparición de ediciones populares y con el auge de revistas culturales -como es el caso de Primera Plana- donde se suceden los reportajes y los concursos literarios
LA RENOVACIÓN DE LAS TÉCNICAS NARRATIVAS
A lo largo del siglo XX la novela sufre una crisis en el sentido de pérdida de valor y a la transformación de los modos novelescos practicados por los grandes narradores del siglo XIX. Esa centuria puede definirse como el siglo de la gran novela burguesa y debe considerarse como la culminación de un género cuyo impulso y cuya conexión moderna parte de El Quijote. Es la época de la novela realista, entre cuyos representantes más significativos hay que citar a Balzac, Stendhal, Flaubert, Dostoievski , Pérez Galdós...
En el siglo XX ha habido tan espectaculares transformaciones sociales, políticas, técnicas y científicas que la novela como género ya no puede responder sólo a un planteamiento burgués de la vida, y de ahí que se haya producido en ella una fuerte transformación.
EL ULYSES DE JOYCE
Y LA NOVELA CONTEMPORÁNEA
James Joyce |
El nombre que debe encabezar cualquier mención de los renovadores del género en el siglo XX es el irlandés James Joyce (1882-1941). Su obra más importante es Ulises (1922), libro de gran extensión y uno de los más densos de la literatura de todos los tiempos.
Ulises fue muy mal recibida en su época (fue prohibida en USA y en Inglaterra), tuvo una crítica muy discrepante y, en cambio, hoy es ensalzada de modo unánime. Su lectura resulta difícil por la acumulación de temas y motivos muy dispares y todos ellos perfectamente engarzados en una historia externa poco importante: un día cualquiera en la vida dublinés de Leopoldo Bloom. Pero este planteamiento narrativo es el pretexto que utiliza Joyce para acumular análisis e interpretaciones.
La estructura de la novela está concebida como una moderna Odisea (Leopoldo Bloom sería el actual Ulises, y también tiene su correspondencia con otros personajes y situaciones homéricos). A partir de aquí Joyce hace un completo examen de la vida contemporánea a través de una radiografía de la actividad de Dublín y de comentarios sobre política –el duro sentido crítico del autor aflora con frecuencia- sobre la vida intelectual y también sobre las clases desposeídas, sin olvidar la vida tabernaria. Pero el presente se combina con tiempos anteriores mediante frecuentes saltos retrospectivos al pasado. Todos estos aspectos se entremezclan, a su vez, con una concepción intelectual del relato, en la que éste sirve de punto de partida para reflexiones de diversos tipos. Ocupan un lugar importante las propiamente artísticas, estéticas o literarias (una polémica discusión sobre Hamlet, por ejemplo). Y no menor relieve poseen las religiosas. De hecho en todo el Ulises hay un trasfondo religioso que procede de una fuerte crisis del autor y que adquiere tonos casi irreverentes; se encuentran parodias del culto y de la religión cristiana, y se ha llegado a hablar de una obra infernal, diabólica. Otro aspecto de capital importancia es el análisis de la sicología de los personajes, en a que Joyce muestra una verdadera maestría; los protagonistas dejan ver su personalidad atormentada y en ellos el autor desciende hasta los más profundos y poco confesables secretos humanos. Otros críticos han destacado la reivindicación de la sensualidad y tampoco podemos olvidar la carga autobiográfica del libro: Joyce muestra algunas de sus preocupaciones a través del personaje Stephen Dedalus.
En esta línea de la renovación de la novela del siglo XX, con las diferencias propias y originales, se ubica la novela de Leopoldo Marechal que empieza a escribir en 1930 y termina en 1948.
CONSIGNAS DE TRABAJOS PRÁCTICOS
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