sábado, 27 de marzo de 2021

LUGONES

 

LUGONES



Leopoldo Lugones (Villa de María del Río Seco, Córdoba, Argentina, 13 de junio de 1874 - Tigre, Buenos Aires, Argentina, 18 de febrero de 1938) fue un poeta, ensayista, periodista y político argentino.

Tuvo una variada actuación política, ya que tuvo contacto con el socialismo (fue uno de sus iniciadores en Argentina), el liberalismo, el conservadurismo y, finalmente, desde 1924, el fascismo. Viajó por Europa y vivió en París antes de la I Guerra Mundial. De vuelta a su país, dirigió el suplemento literario de La Nación y fue bibliotecario del Consejo de Educación. Lugones practicó diversos géneros.


Como poeta, se inicia en 1897 con Las montañas del oro, con versos medidos y libres, y prosa poética, en plena eclosión del modernismo. La atmósfera decadente se prolonga en Los crepúsculos del jardín (1905) y Lunario sentimental (1909), siempre bajo la influencia de Rubén Darío. Su registro poético cambia luego con las Odas seculares (1910), exaltación de las riquezas argentinas inspirada en Virgilio.


Su poesía se vuelve intimista y cotidiana en El libro fiel (1912), El libro de los paisajes (1917) y Las horas doradas (1922). Su última manera es la poesía narrativa: Poemas solariegos (1927) y el póstumo Romances del Río Seco. Como cuentista se le deben Las fuerzas extrañas (1906) y Cuentos fatales (1926), que desarrollan la literatura fantástica que se liga con Horacio Quiroga y anuncia a Jorge Luis Borges y Julio Cortázar.


El relato histórico sobre la guerra de la independencia anima La guerra gaucha y las meditaciones esotéricas de teosofía, una olvidable novela, El ángel de la sombra (1926). En el campo de la historia cuentan El imperio jesuítico (1904), Historia de Sarmiento (1911) y El payador (1916). Lugones tradujo partes de La Ilíada de Homero y estudió aspectos de la Grecia clásica en Las limaduras de Hefaistos y las dos series de Estudios helénicos. La evolución de su pensamiento político puede seguirse en libros como Mi beligerancia, La patria fuerte y La grande Argentina. Se sucidó en El Tigre, cerca de Buenos Aires en 1938.


En sus obras Lugones se acercó a todos los géneros literarios con grandes y sólidos conocimientos de griego, latín, filosofía, mitología o historia comparada, necesarios para la redacción de algunas de sus obras. Lugones en busca de la complicada sencillez escribió:

“Los organizadores del idioma, que son los escritores ciertamente, asumen por ello una categoría superior, y por descontado, la correspondiente responsabilidad que su conciencia debe imponerles y que la sociedad puede exigirles; toda vez que el mal escritor resulta entonces una calamidad pública. Y si bien se ve, mucho más ante la moral, que ante la estética. Toda expresión inexacta, lo que es decir torpe y fea, miente de suyo y enseña a mentir. Por el contrario, belleza, verdad y bien, son en arte la misma cosa.”


LAS FUERZAS EXTRAÑAS



En el conjunto de la obra de Lugones, su evolución presenta unas características bastante especiales. Aparentemente, las ideas estéticas del autor cambiaron de una manera algo extraña: de una etapa más o menos de vanguardia pasa a utilizar formas más o menos arcaizantes sin que esto suponga la eliminación de algunos rasgos innovadores. En este sentido Borges y Lugones sufrieron una progresión en su obra de características muy similares. El mismo Borges, iniciado en la aventura ultraísta, repudiará gran parte de su obra de vanguardia centrada en la lucha contra el rubenismo, reconociendo posteriormente los altos valores de la poesía del nicaragüense y realizando versos de muy distinta clase a los de sus años en la trinchera de los manifiestos de Prisma.


A pesar de haber sido uno de los trabajos menos exitosos en ese momento, está considerado un libro pionero en el género de la ciencia ficción y la fantasía en Argentina.


Las historias giran siempre alrededor del concepto del conocimiento humano, y muchas están presentadas de forma similar: un científico que invita a un amigo o conocido a su laboratorio para que vea los resultados de sus experimentos. A veces estos terminan de forma trágica.


Jorge Luis Borges, admirador de Lugones, dijo:


Leopoldo Lugones fue y sigue siendo el máximo escritor argentino. Encarnó en grado heroico las cualidades de nuestra literatura, buenas y malas. Por un lado el goce verbal, la música instintiva, la facultad de comprender y reproducir cualquier artifício; por el otro, cierta indiferencia esencial, la posibilidad de encarar un tema desde diversos ángulos, de usarlo para la exaltación o para la burla.
Si tuviéramos que cifrar en un hombre todo el proceso de la literatura argentina (y nada nos obliga, por cierto, a tan extravagante reducción) ese hombre sería indiscutiblemente Lugones.


Curiosamente, muchas explicaciones pseudocientíficas de los cuentos fueron aceptadas como explicaciones científicas por la ciencia convencional años más tarde.

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